¿Qué es el termostato y para qué sirve?
El termostato del coche es una pieza clave dentro del sistema de refrigeración de un vehículo, ya que se encarga de controlar la temperatura del motor y mantenerla en niveles óptimos.
Además de esta función principal, el termostato también cumple con otras tareas importantes, que se pueden resumir de la siguiente manera:
- Favorece un calentamiento más rápido del motor.
- Previene posibles sobrecalentamientos.
- Contribuye a una mayor eficiencia en el consumo de combustible.
- Ayuda a disminuir las emisiones contaminantes.
Pero, ¿Cómo funciona un termostato? Cuando el motor está a baja temperatura, el termostato bloquea el paso del refrigerante hacia el motor y el radiador, permitiendo así que el motor alcance lo antes posible su temperatura ideal de funcionamiento.
Dentro del sistema de temperatura de un vehículo, podemos encontrar diferentes tipos de termostatos, cada uno con su propio funcionamiento y características. A continuación, te contamos los más comunes:
- Termostato mecánico. Es el más habitual en la mayoría de coches. Su funcionamiento se basa en una cápsula de cera que reacciona al calor del refrigerante: cuando la temperatura es baja, la cera se contrae; si la temperatura sube, la cera se expande, provocando la apertura de la válvula.
- Termostato eléctrico. A diferencia del mecánico, este tipo utiliza una señal eléctrica enviada por el sensor de temperatura para abrir o cerrar la válvula. Si el refrigerante está caliente, la válvula se abre para permitir el paso del líquido; si no, permanece cerrada.
- Termostato de doble apertura. Este incorpora dos válvulas. La primera se activa a una temperatura más baja, permitiendo que el refrigerante empiece a circular y se enfríe. La segunda se abre cuando la temperatura es más alta, regulando la circulación del anticongelante y ayudando a mantener una temperatura constante.
- Termostato electrónico. Funciona gracias a un microprocesador y un sensor de temperatura. El microprocesador interpreta la información que recibe del sensor y gestiona la apertura o cierre de la válvula en función de las necesidades del motor.
Este tipo de termostato se puede programar para adaptarse a diferentes condiciones de funcionamiento.
¿Cuándo cambiar el termostato del coche?
En lo que respecta al termostato del coche, no hay ningún indicio para realizarlo como en otras piezas del coche que van vinculadas al rendimiento que realizan en cuestión de kilometraje.
Sin embargo, sí que se recomienda cambiarlo al mismo tiempo que se realiza cualquier intervención en el sistema de refrigeración. No obstante, sí que síntomas que nos pueden avisar de cuándo cambiar el termostato de nuestro coche:
- El termostato se atasca en posición abierta o cerrada.
- El motor tarda demasiado tiempo en alcanzar la temperatura normal.
- Encontramos fugas de refrigerante debajo del coche.
-
- El indicador de temperatura del coche fluctúa constantemente. Haciéndonos imposible conocer la temperatura real a la que se encuentra nuestro coche.
- Ruidos extraños. Provenientes de la zona del radiador, el motor o inclusive ambos.
Dado el papel tan importante que cumple el termostato en el sistema de refrigeración del coche, es fundamental saber cuándo es necesario sustituirlo. Siempre que se detecten señales de que no está funcionando correctamente, lo más recomendable es cambiarlo cuanto antes.
Además, hay ciertos momentos clave en los que conviene aprovechar para hacer esta sustitución, como por ejemplo:
- Al cambiar la bomba de agua.
- Durante la renovación de las mangueras del sistema.
- Al reemplazar el radiador.
Se trata de una intervención relativamente sencilla que muchos conductores pueden realizar por sí mismos, siempre que tengan conocimientos básicos de mecánica. El precio del termostato ronda los 40 euros.
¿Prefieres dejarlo en manos del taller? En ese caso, deberás sumar el coste de la mano de obra, lo que puede elevar el precio total hasta los 100 o 150 euros, aproximadamente.
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¿Cómo se cambia el termostato del coche?
- Localiza el termostato y prepara el vaciado del radiador. Ubica el termostato en el motor, ahora deberás elevar el coche para acceder fácilmente a la parte inferior. Abre el tapón del vaso de expansión y coloca una cubeta justo debajo de la manguera inferior del radiador para recoger el refrigerante.
- Drena el radiador. Desconecta la manguera inferior del radiador y deja que el líquido refrigerante se vacíe completamente en la cubeta. Cuando haya terminado, cierra bien el recipiente y guárdalo para entregarlo en un taller o punto de recogida autorizado.
- Retira el termostato dañado. Desconecta las mangueras que estén unidas a su alojamiento. Quita los tornillos que fijan el receptáculo y extrae el termostato. Es muy importante que observes bien cómo está colocado, ya que el nuevo debe instalarse en la misma posición.
- Comprueba la compatibilidad del nuevo termostato. Antes de colocar la pieza nueva, asegúrate de que es compatible con tu vehículo. Algunos fabricantes utilizan recambios diferentes según el modelo, por lo que si ves diferencias notables, es recomendable consultar con un profesional.
- Revisa y limpia la junta de estanqueidad. Ubica la junta de estanqueidad y límpiala. Revisa si necesitas aplicar sellador de juntas o si está en condiciones de seguir funcionando correctamente.
- Coloca el nuevo termostato. Instala el nuevo termostato respetando exactamente la misma orientación que tenía el anterior. Aprieta bien los tornillos del receptáculo para asegurar una fijación adecuada, lo cual es clave para que el sistema funcione sin fugas.
- Reconecta las mangueras. Vuelve a colocar las mangueras del termostato y la manguera inferior del radiador en su sitio. Así cerrarás de nuevo el circuito del sistema de refrigeración.
- Rellena el sistema y purga el aire. Para terminar, rellena el circuito con el líquido refrigerante adecuado desde el vaso de expansión. Después, realiza una purga para eliminar cualquier burbuja de aire que haya quedado atrapada dentro del sistema.
Como ocurre con cualquier componente del sistema mecánico de un coche, el termostato también requiere ciertos cuidados para garantizar su buen funcionamiento y alargar su vida útil. Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave:
- Mantén en buen estado el sistema de refrigeración. Es fundamental realizar revisiones periódicas y asegurarse de que todo el sistema de enfriamiento esté limpio y funcione correctamente. Verifica también el nivel y la calidad del líquido refrigerante y el estado del radiador.
- Cambia el termostato cuando sea necesario. Sustituye esta pieza siguiendo las indicaciones del fabricante y cuando presente signos de fallo. Un cambio a tiempo puede evitar problemas mayores.
- Evita dejar el coche al sol en exceso. Siempre que sea posible, estaciona el vehículo en zonas sombreadas o frescas. La exposición prolongada a altas temperaturas puede afectar tanto al termostato como al resto del sistema de refrigeración.
- Evita el sobrecalentamiento del motor. Adopta una conducción eficiente, especialmente en zonas montañosas o durante días muy calurosos. También es importante asegurarse de que el ventilador del radiador y los demás componentes del sistema estén en perfecto estado.
- Utiliza repuestos de buena calidad. A la hora de cambiar el termostato, asegúrate de elegir una pieza compatible y de calidad. La durabilidad y el rendimiento del sistema dependen en gran medida del tipo de recambio que instales.
- Mejor regulación de la temperatura: El termostato mantiene el motor en su rango de temperatura óptimo.
- Mejor eficiencia del combustible: El motor quema menos combustible cuando está a la temperatura adecuada.
- Menor desgaste del motor: El motor está protegido de sobrecalentamientos y desgaste.
- Menor contaminación: El motor funciona de manera más eficiente y produce menos emisiones contaminantes.
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