Cambiar volante de inercia camión
¿Qué es un volante de inercia?
El volante de inercia es un elemento que sirve para dar mayor regularidad al giro del motor y absorber los golpes de las sucesivas explosiones en los cilindros. Se llama así, porque lo que hace es acumular energía cinética e inercia.
Con la proliferación de los motores diésel de alta compresión y más recientemente de los motores de 3 cilindros, se ha extendido el uso de volantes bimasa que reducen las vibraciones intrínsecas de este tipo de mecánicas. Son eficaces mejorando la suavidad de funcionamiento, pero son más delicados y, sobre todo, caros.
El volante de inercia se encuentra en el lado de la salida del cigüeñal, creando una conexión entre el motor y el embrague y garantizando un funcionamiento más suave del motor. Y a través de la rotación este puede almacenar la energía cinética.
¿Cuál es la función de un volante de inercia? ¿Para qué sirve?
El volante de inercia es una gran pieza giratoria que lo conecta a las palancas y engranajes. Su función básica es acumular energía cinética a partir de las explosiones del motor, que luego es transmitida a las ruedas. También sirve para mantener el motor en un giro continuo, reduciendo la fricción entre diferentes piezas.
El camión que tenga un motor a combustión funciona con explosiones en el interior de cilindros, y esto libera una gran cantidad de energía pasa por el cigüeñal y es llevada a las ruedas a través de la transmisión. Sin nada que estabilizara esa energía a mitad del camino, el movimiento sería irregular y muy molesto, con ese traqueteo típicos de los primeros coches fabricados hace 100 años.
Aquí entra en escena el volante de inercia , que recibe esa energía y la mantiene de forma potencial, girando de forma constante incluso con el coche parado, hasta que soltamos el embrague con la marcha puesta y la fuerza rotatoria es transmitida a las ruedas.
El volante de inercia también tiene otras funciones importantes. Equilibra el peso del motor para que funcione sin problemas y forma parte del motor de arranque eléctrico, necesario para poner el vehículo en marcha.
¿Cuándo hay que cambiar el volante de inercia?
En una conducción correcta, se recomienda cambiar el volante después de 100.000 y 150.000 km.
- Vibraciones anormales. Si se sienten vibraciones excesivas en el pedal del embrague.
- Presencia de ruidos metálicos. Si escuchas sonios de golpeteo al arrancar o apagar el motor.
- Problemas con el embrague. Si al accionar el embrague este patina, no transmite correctamente la potencia o tiene un desgaste irregular
- Se hace más difícil de lo normal cambiar de marcha. Que exista un volante dañado puede hacer que el acoplamiento motor-transmisión sea ineficiente al cambiar de marchas.
- Huele a quemado.
Todos estos problemas con el volante se pueden deber por el mismo desgaste natural y que se da con el paso del tiempo, reparaciones de embrague que hacen necesaria una revisión del volante de inercia, fallos en el sistema de arranque que generen vibraciones y ruidos o averías sobre todo en camiones pesados que trabajen con cargas muy pesadas.
¿Qué pasaría si yo ignoro cambiar el volante de inercia?
Tener un volante de inercia bimasa en mal estado puede dañar una gran cantidad de componentes, empezando por el eje de transmisión, el cual puede fatigarse y doblarse. Otra estructura que puede verse comprometida es la carcasa de la caja de cambios.
A la más mínima señal de anomalías que puedan sugerir que el volante bimasa está presentando problemas, es conveniente comprar el recambio e ir con el especialista más cercano. Y no compres cualquier volante, en Recambios Punto Red tenemos las marcas de máxima calidad en volantes bimasa más importantes para cualquier modelo de vehículo.
¿Cuánto cuesta cambiar el volante motor?
El volante de inercia sirve para darle regularidad al giro del motor y poder absorber los golpes de las sucesivas explosiones en los cilindros.
Por eso su papel es importante a la hora de la vida útil de nuestro coche y de nuestra comodidad en la conducción. El coste del cambio generalmente ronda de los 600 a los 900 euros , pero siempre puede aumentar o disminuir dependiendo de distintos factores. Desde la mano de obra hasta el tipo y modelo de vehículo o el estado del mismo.