Cambio Anticongelante
¿Qué es el líquido anticongelante?
El líquido de refrigeración o refrigerante, también llamado anticongelante, circula desde el motor hacia el radiador del motor. Su función consiste en mantener una temperatura de funcionamiento óptima y estable. El líquido de refrigeración posee mayor amplitud térmica que el agua.
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¿Por qué es importante el líquido anticongelante?
Es importante saber que el líquido anticongelante va perdiendo sus cualidades con el paso del tiempo y con el uso. Por ello, si no se cambia cuando es necesario o el nivel es insuficiente, el motor puede alcanzar temperaturas extremas que acabarán dañándolo lo que conllevará costosas reparaciones.
¿Cuándo se cambia el anticongelante?
Es necesario revisarlo con frecuencia, tanto en invierno como en verano, su nivel, ya que no se puede optimizar (siempre tiene una duración exacta). El cambio se realizará cada dos años o pasados 40.000 kilómetros (lo que llegue primero), lo que permite garantizar sus propiedades en perfecto estado.
Lo bueno es que no es necesario acudir al taller, sino que puedes hacerlo tú mismo. Eso sí, también se debe revisar cada 20.000 kilómetros ya que si el anticongelante no está trabajando en sus condiciones óptimas, algo que se notará si la temperatura sube muy rápido, se tendrá que cambiar antes de la fecha prevista.
El propio manual de servicio del vehículo indica qué anticongelante se debe usar según un modelo y marca concretos. Aunque también es importante tener en cuenta la temperatura de la zona por la que el coche circulará a diario, para elegir el anticongelante adecuado y nunca mezclar dos tipos diferentes.
Son cuatro las opciones, dependiendo del grado de efectividad:
· El líquido refrigerante del 10% es efectivo hasta los menos 5 grados centígrados.
· El del 20%, hasta los menos 11 grados centígrados.
· El antincongelante del 30%, hasta los menos 18ºC
· El líquido refrigerante del 50%, también denominado en algunos casos de larga duración, es adecuado hasta los -37 grados.
¿Cómo cambiar el anticongelante?
El anticongelante se debe cambiar siempre con el motor frío y con el coche en llano para que los niveles sean los verdaderos. Es una tarea que puede realizar cualquier conductor, aunque siempre es recomendable acudir a un taller de confianza.
- En primer lugar, debemos localizar el vaso de llenado – de plástico semitransparente con un tapón de cierre de color negro o azul – y el tornillo por el que se expulsa todo el líquido, que, normalmente, suele estar en el punto más bajo del circuito.
- Se debe vaciar el circuito por completo, hasta la última gota, eliminando así el líquido antiguo. Conviene lavar el circuito con agua a presión hasta que no quede ningún resto de líquido refrigerante usado
- Después, hay que rellenarlo de nuevo con el líquido elegido, entre 6 y 7 litros -la capacidad media del conjunto del circuito-, entre las marcas de mínimo y máximo del recipiente. Para comprobar si el nivel es el correcto, el color del líquido refrigerante, normalmente visible por un tono verde o rosado, ayudará a localizarlo.
- Tras esto, se debe encender el coche con el recipiente todavía abierto y arrancar el motor. Esperar a que el mismo coja temperatura (un motor trabaja normalmente a 90 grados) y, una vez que salte el electro ventilador, se apaga el coche y se deja reposar.
- Finalmente, vuelve a comprobarse el nivel al que se encuentra el anticongelante, por si fuese necesario añadir más.
- Si no se siguen estos pasos, el motor podría sobrecalentarse tras formarse una burbuja de aire dentro del circuito.
De esta manera, el aire tiende a ir hacia arriba y el nivel de anticongelante bajar, provocando el sobrecalentamiento de nuestro vehículo. - Es muy importante revisar que no haya fugas. Es una situación muy poco común ya que el circuito es hermético, pero si el vehículo deja una mancha en el suelo, se tendrá que revisar. La falta de líquido anticongelante, puede provocar una grave avería al derivar en un sobrecalentamiento mecánico.
Seguir estas recomendaciones te permitirá llevar un adecuado mantenimiento de tu coche y reducir el riesgo de sufrir un accidente, que aumenta por la falta de unos cuidados mínimos, además de por el desgaste del paso de los años.